Sesiones prácticas


Miércoles, 8 de febrero de 2012

   El pasado día 8 de febrero inauguramos la primera de las clases prácticas de la asignatura Didáctica de las actividades físicas expresivas. Verdaderamente teníamos ganas de ir al gimnasio, de aprender cosas nuevas y, por supuesto, de divertirnos expresándonos. Y así fue.

   Primero, para ir calentando motores, jugamos al ‘Tula”. A través de este juego pudimos ir cogiendo confianza con los compañeros, probar diferentes pretextos para seguir jugando y, sobre todo, pasar un rato muy entretenido. Durante esta parte de la sesión, Jorge nos remarcó la importancia que tenía la observación en la expresión y, por ello, mientras jugábamos, nos dio la oportunidad de apartarnos del espacio de juego para poder observar los movimientos y peripecias que hacían el resto de compañeros.

   Después de una primera parte más activa y energética, pasamos a trabajar con nuestra pareja. Primero teníamos que intentar resolver un problema corporal complejo –un compañero debía situarse de rodillas y con los brazos apoyados en el suelo y, su pareja, ponerse encima de él e intentar dar la vuelta sin caer—. Más tarde, Jorge nos propuso un pretexto para trabajar con nuestra pareja: teníamos que empezar los dos de pie pero teníamos que acabar en el suelo. ¿Cómo? De la manera más creativa, estética y expresiva posible.

   Una vez pasado el tiempo previsto para preparar la actividad, como ya nos había adelantado el profesor, dedicamos unos minutos para que las parejas expusieran voluntariamente el trabajo que habían confeccionado. Nos pareció asombroso que tantos compañeros se lanzaran al ruedo a exponer sus propuestas de trabajo. En general, todos mostramos una gran implicación en aquello que nuestro profesor nos había pedido y, tal vez por este motivo, los resultados quedaron muy originales y bonitos.

   En definitiva, la sesión que nuestro profesor nos planteó nos pareció muy atractiva en cuanto a contenido, creatividad y originalidad. Aprender encontrándole sentido a todo aquello que haces es algo fascinante. Este es el motivo por el que disfrutamos tanto las clases, pues su significación nos acerca a un mejor proceso de aprendizaje. Predisposición, implicación y ganas de aprender son tres aspectos que estamos seguros que no faltaran en las próximas prácticas.

¡Ha sido todo un placer!



Lunes, 13 de febrero de 2012

   La segunda sesión práctica estuvo segmentada básicamente en cuatro expresivos y divertidos ejercicios. El primero de los juegos fue pillar, pero esta vez teníamos que hacerlo con cuatro apoyos (dos brazos y dos piernas) en el suelo, para trabajar los desplazamientos y las estrategias de evasión. Después, a medida que iba avanzando el juego, Jorge iba introduciendo algunas variantes, como por ejemplo, subir a caballito de la pareja, con el objetivo de captar nuestra atención y darle un toque atractivo a la actividad.

   Una vez calentamos bien el cuerpo, el profesor nos propuso un juego relajante, especialmente para los cuatro compañeros que se ubicaron en las colchonetas. Con el antifaz puesto, disfrutaron de un placentero viaje por el gimnasio, guiado y manipulado por cada uno del resto de los compañeros que nos dispusimos por grupos para llevar a cabo la actividad. Fue una bonita experiencia que, en el futuro, nos puede aportar mil ideas a la hora de intentar relajar a nuestros alumnos.

   El tercer ejercicio practicado en clase fue el llamado: “Fuelle”. Nos organizamos en círculo y de pie para, a continuación, ir bajando muy lentamente de forma progresiva hasta llegar al suelo, quedarnos de cuclillas y, finalmente, regresar a la postura inicial. Repetimos la operación tres veces y nos pareció una actividad simple, a la vez que efectiva, para desconectar por unos segundos y evadir nuestra mente de las tensiones del día a día.

   Por último, retomamos con nuestra pareja el pretexto que trabajamos en la anterior sesión práctica, pero introduciendo una nueva variante, la simultaneidad. Nosotros nos pusimos a ensayar y a crear nuestro trabajo y, tal empeño pusimos en él, que fuimos la primera pareja en mostrar nuestros movimientos al resto de la clase, ubicada en círculo alrededor de nosotros. Después, junto a otra pareja, lo realizamos de nuevo en la distancia, con el objetivo de conseguir que los espectadores pudieran gozar de distintas expectativas a la hora de valorar nuestro trabajo.

   En definitiva, fue una clase muy divertida para nosotros. Aquel día nos soltamos un poquito más y pudimos mostrar a nuestros compañeros nuestro trabajo, ya que en la clase anterior no nos dio tiempo a perfilarlo como nos habría gustado. Auguramos muchos momentos divertidos en las próximas sesiones, así que….¡que así sea!




Miércoles, 15 de febrero de 2012

   Fliying low (twelve flies went out at noon - David Zambrano). Así podríamos titular la clase del pasado 15 de febrero. Jorge nos acercó al aula un tipo de danza que ninguno de los compañeros conocíamos, lo cual nos creaba cierta curiosidad por saber qué era y en qué se basaba ese baile. La sorpresa vendría después cuando el profesor nos invitó a practicarla nada más y nada menos que en el hall de la universidad.

   ¡Menuda experiencia más extraña y, a la vez, más divertida! Después de visionar dos vídeos propios de la danza y analizar las características y pretextos más particulares del fliying low, el profesor nos propuso llevarla a la práctica en la planta baja del edificio de Magisterio. ¡Cómo no! No faltaron voluntarios ni ganas de indagar…nos lanzamos todos o casi todos los compañeros/as y, por turnos, unos íbamos probando la danza y otros inmortalizando el momento con móviles y cámaras que teníamos a mano.

    Espirales, persecuciones, cambios de velocidades, salidas a las puertas giratorias y un poco de miedo al personal que pasaba por allí fueron los ingredientes fundamentales de la experiencia, aunque eso sí, todos ellos combinados con mucha diversión y desinhibición.

   En definitiva, nos lo pasamos genial y nos reímos mucho por las caras de asombro que mostraban las personas que pudieron vernos en ese momento. Dejamos a un lado la vergüenza y el reparo y, gracias a ello, conseguimos liberarnos e intentar bailar el fliying low de la forma más creativa y natural posible. Fue una actividad fuera de lo común, a la que no estábamos acostumbrados, pero que enseguida recibió la aceptación y la simpatía de todos y cada uno de nosotros. En un par de palabras… ¡fue genial!



Lunes, 27 de febrero de 2012

   La clase práctica, “A oscuras”, que realizamos este lunes 27 de febrero en el gimnasio fue una sesión innovadora y muy original que dejó muy buenas sensaciones, tanto por su contenido como por la implicación de todos los integrantes de la clase.

   Jorge, nuestro profesor alocado, “en el buen sentido de la palabra”, nos propuso un breve calentamiento a través del juego de tula,característico en la mayoría de las sesiones prácticas y con el que cada vez nos identificamos más. Se trata de un ejercicio que crea un clima de diversión muy positivo y que nos ayuda en gran medida a expulsar todo el estrés acumulado del día.

   Después de echar unas carreras, hicimos una actividad de contacto entre parejas, en la que íbamos cambiando de compañero/a y realizando diferentes tipos de ejercicios. Con todo ello se perseguía mejorar las relaciones interpersonales y ganar más confianza entre nosotros, pues cuanto mayor sea esto, mejores resultados obtendremos y más disfrutaremos de nuestro trabajo, en este caso, la expresión corporal”.

   Para terminar este inicio de clase tan explosivo, Jorge dividió a los alumnos en dos grupos y nos dio indicaciones por separado de lo que iba a ser el juego siguiente que íbamos a realizar: una pequeña lucha entre dos bandos. El primero que lograra transportar siete adversarios a su zona marcada ganaba.

   El juego empezó tranquilo, guardando cada uno su zona y respetando las líneas entre bandos. Pero transcurridos cinco minutos, la gente empezó a animarse y pronto se iniciaron las primeras capturas. En mi caso (David), en un momento puntual de la partida, vi como tres contrincantes agarraban a un compañero de mi equipo y decidí ir allí con todo. Como era de esperar, se lió una buena. Creo que fue una especie de lucha de testosterona masculina en la que nadie quería perder. La verdad es que fue un momento muy energético que por suerte no dejó secuelas. Bueno, quizás alguna que no tuvo importancia. Visto lo visto, tuve que desistir de mi fuerza, y dejarme arrastrar por cinco personas que casi me quitan hasta el pantalón......!!!

    En el mío (Eva), tengo que decir que me lo pase muy bien viendo como la mayoría de mis compañeros, y en concreto mi pareja, eran arrastrados y cogidos por todas las partes del cuerpo con tal de capturarlos. Me costaba alejarme mucho de mi territorio porque veía que no había mucho tacto a la hora de coger a las personas, y quizás eso me paraba un poco. A pesar de no arriesgar mi cuerpo, mis compañeros de grupo (en especial los chicos) hicieron un gran trabajo y al final resultamos vencedores.

   En la segunda parte de la clase, entró en juego el antifaz; ése elemento pequeño que tantas emociones, sensaciones y estímulos te puede llevar a provocar. Trabajamos por parejas. Primero uno se tapaba los ojos con el antifaz y se dejaba llevar por el compañero/a y viceversa. Este momento fue lo más. En nuestro caso, nos sentimos tranquilos porque teníamos mucha confianza entre nosotros y, por este motivo, nos dejamos llevar por los impulsos de cada uno, desplazándonos de un lugar a otro con plena libertad y sin miedo a chocar con algún compañero u otro obstáculo presente. Creía el uno en el otro y estábamos seguros de todos los movimientos y, tal vez, esto era un plus que versaba por encima de cualquier impedimento.

   Esta acción también la pudimos experimentar de la mano de otros compañeros/as y en ese momento fue cuando pudimos darnos cuenta de algunos aspectos: el tacto con el que te cogía cada persona, la fuerza que hacía en la mano, la manera de conducir, de cuidarnos para no chocar con nadie, la rigidez de sus movimientos, su creatividad a la hora de realizar diversidad de acciones, su respiración, su silencio, su olor, su altura, su acercamiento, etc. Fue entonces cuando pudimos vivir infinidad de emociones desde la oscuridad que realmente me emocionó, pues algo que nos fascinaba era dejarnos llevar sin saber qué persona era la que nos acompañaba de la mano o de su cuerpo en cada ocasión. Verdaderamente impresionante.

   Después de este ejercicio, retomamos el baile del Fliying low, aquel que vimos en clase la pasada semana y que pudimos experimentar en la entrada de la universidad. Para ello, cogimos cada alumno un objeto del cuarto de material (balones, conos, aros, etc.) y lo dejamos en la pista. Jorge nos invitó a realizar este tipo de danza (flying low). Nosotros teníamos que imaginar que cada objeto era una persona y que debíamos actuar como tal. Lo hicimos en dos grupos: cuando uno actuaba, el otro observaba y viceversa.

   Me gustaría destacar (David) que en esta segunda ocasión me sentí más identificado con el baile. Al parecer se observaron más persecuciones, espirales en diferentes formas tanto de altura como de curvatura del cuerpo y, sobre todo, mucha implicación de todos los compañeros/as. Este hecho a mí me enorgullece porque dejamos a un lado la vergüenza y el qué dirán…..y actuamos de la mejor manera que supimos sin que nada condicionase aquello que hacíamos. Y esto mola mucho.

   Por mi parte (Eva), diría que nuestros movimientos fueron de lo más divertidos y originales. Mientras realizaba el baile en reiteradas ocasiones me entraban muchas ganas de reírme al ver como improvisábamos en el mismo instante en el que nos movíamos y como se nos ocurrían acciones realmente novedosas para nosotros. La verdad es que en esta ocasión pudimos familiarizarnos un poco más con el flying low, realizando movimientos un tanto más semejantes a los característicos del propio baile. Para ello, Jorge nos animó en todo momento transmitiéndonos mucha fuerza en el trabajo que íbamos haciendo.

   Finalmente, para culminar esta gran sesión, nuestro profesor nos tenía guardada una sorpresa que nos dejó asombrados. Con las luces del gimnasio apagadas, el antifaz puesto y escuchando la maravillosa música que desprendía un artista sobre un piano, teníamos que movernos y desplazarnos libremente por el suelo sin levantarnos, dejando actuar nuestra imaginación y apartándonos del mundo exterior, pues ése era nuestro momento y nada nos podía condicionar. Y así fue.

   Durante la ejecución, cuando realizaba los movimientos (David) con total delicadeza (aunque en ocasiones y dependiendo de las acciones el cuerpo, éste pesaba más o pesaba menos) me sentí relajado, tranquilo y arropado porque estaba rodeado de mis compañeros/as. Asimismo, notaba la frescura del suelo y el calor cuando alguien se acercaba y la música era genial (una de mis preferidas cuando quiero relajarme). En definitiva, un cúmulo de sensaciones que aunque parezcan muchas hacía tiempo que no las reuníamos a todas en un solo instante.


Lunes, 5 de marzo de 2012

   Como ya es tradición en las sesiones prácticas de habilidades expresivas, en la quinta sesión de la asignatura, empezamos a calentar motores con el popular juego de ‘La Tula’, con tal de entrar en calor y comenzar a activarnos para la clase que nos tenía preparada nuestro profesor. Mientras jugábamos, Jorge iba introduciendo algunas variantes tales como; desplazarnos lateralmente o correr hacia atrás.

   Una vez finalizada la primera actividad, dimos paso a realizar el juego que más nos gusto y más entretenido y gracioso nos pareció. Nos organizamos en dos filas sentados en el suelo de manera que simulábamos dos barcas. Una barca tenía que responder al grito de TIQUI-TIQUI, mientras que la otra al de TACA-TACA, y a partir de estas primeras premisas, Jorge iba introduciendo más para dotar al juego de dinamismo y diversión.

   Las directrices del ‘TIQUI-TACA’ eran, por ejemplo; ¡remamos! (y todos hacíamos como que remábamos), ¡que viene una ola por la derecha! (nos desplazábamos hacia la izquierda), ¡que viene una ola por la izquierda! (simulábamos que nos desplazábamos por la derecha), ¡profesor! (dábamos al aire un besito en la dirección que marcaba Jorge), y ¡examen! (hacíamos un corte de manga).

   El tercero de los juegos fue la famosa guerra de equipos. Este ya lo habíamos practicado en una de las sesiones anteriores y, la verdad, es que a todos nos pareció genial volver a repetirlo. Es un juego que te permite realizar estrategias, correr, y sobre todo, pasarlo muy bien. Mira si creó polémica, ¡que el equipo perdedor de la primera ronda pidió inmediatamente la revancha!

   Después, el antifaz tomó el protagonismo en el desarrollo de la sesión. Al igual que en la última clase, nos dispusimos por parejas y teníamos que dejarnos llevar por el espacio. No obstante, se introdujeron variantes en la actividad tales como los saltos, los giros y las carreras, la cual cosa nos requería una mayor confianza con la persona que te desplazaba por el gimnasio.

   Para acabar la sesión, Jorge nos dejó 15 minutos para que ensayáramos de nuevo con nuestra pareja los pretextos que teníamos preparados hasta el momento y que habíamos ido consolidando en sesiones anteriores. Por último, expusimos nuestros trabajos al resto de compañeros, pero esta vez, nuestro profesor vino preparado con una cámara de vídeo y así inmortalizó el momento.


Lunes, 12 de marzo 2012

   Otra sesión práctica sorprendente. En este caso, elementos como la improvisación, el atrevimiento, la predisposición, las ganas de probar, experimentar y aprovechar la oportunidad que se nos brindaba fueron algunas de las características que nuestro profesor nos propuso en esta sesión tan peculiar.

   Empezamos calentando el cuerpo con el juego de “TULA,” nos masajeamos el cuello con nuestra pareja ¡Qué bueno!, luego con otros/as compañeros/as, simulamos ir encima de una motocicleta en marcha desplazándonos con ella por toda la pista e imitando el ruido de su motor. Más tarde, nos abrazamos con todo el cariño del mundo con nuestra pareja, con nuestro profesor, con quien fuera. Se trataba de compartir nuestro cuerpo desde la amistad, el respeto, la confianza y, sobre todo, de una manera diferente a las costumbres establecidas en gran parte de la sociedad en general.

   Era una clase tranquila y relajada, pero con algún punto de intensidad y eso nos mantenía vivos e impacientes cada segundo. Jorge quiso plantearnos una clase diferente y novedosa para nosotros, pues teníamos que hacer un poco de interpretación en las diferentes propuestas de trabajo que nos iba planteando, un aspecto que tanto a mí como a mi pareja nos cortaba en parte debido a la falta de práctica.

   Hubo compañeros que participaron más que otros, un hecho normal que suele ocurrir ante cualquier propuesta novedosa y desconocida. Pero independientemente de quien participó y quien no, siempre hubo un apoyo generalizado, reconociendo el esfuerzo de todos aquellos compañeros/as que superaron el miedo escénico e interpretaron maravillosas actuaciones.

   Imaginación, creatividad, libertad que ambiente más chulo………y encima nuestro profesor actuando y ejerciendo de modelo para el resto de los presentes, interpretando lo primero que le mandaba su mente y dejándose llevar por su impulsos en esos momentos.

   Finalmente, Jorge nos propuso añadir dos pretextos más a nuestro trabajo por parejas: el silencio y el texto. Algunos decidimos practicarlos, otros se decantaron por ensayar el baile Madison dance with me”.



Lunes, 21 de marzo de 2012

   Jorge quiso comenzar la clase haciendo un resumen de todos los pretextos de movimiento que llevamos trabajados hasta el momento (simultaneidad, bajar al suelo, silencio-estático y texto) y nos propuso uno más: el Madison. La idea de nuestro profesor es que incluyamos en nuestro trabajo algunos de los pasos que más nos gusten o que más fáciles nos resulten de realizar.

   Además, Jorge también nos remarcó que no necesariamente debemos seguir un orden en los pretextos que hemos ido incluyendo hasta el momento, ya que podemos jugar con ellos e intercalarlos como mejor nos parezca. El objetivo final es que el trabajo tenga un sentido, una buena coordinación y, con todo ello, una expresión corporal. Tal y como nos dijo Jorge, los pretextos en sí no son el aspecto más importante de la asignatura, sino que lo que se persigue es que, a través de ellos, nos expresemos corporalmente.

   Después de esta pequeña charla que tuvimos, Jorge nos dijo que la hora y media que quedaba de clase la dedicaríamos a trabajar de manera autónoma con nuestra pareja con tal de ensayar los pretextos y avanzar en la preparación de nuestro trabajo.

   Esta clase nos vino muy bien para adelantar nuestro trabajo y resolver pequeños flecos que iban surgiendo a medida que ensayábamos. Además, el hecho de tener a Jorge cerca nos permitía consultarle cualquier duda y reaccionar más rápido; un aspecto del que no gozamos cuando practicamos por nuestra cuenta.

   Nosotros en particular nos sentimos muy cómodos y relajados practicando los pretextos, aportando nuevas ideas y variaciones en todo aquello que considerábamos necesario. Quizás, tuvimos un problemilla en un movimiento que implicaba un salto y que no terminaba de ser demasiado estético. No obstante, decidimos consultárselo a Jorge y, con su ayuda, pudimos mejorarlo considerablemente, algo que nos vino muy bien para seguir adelante con fuerzas y actitud.

   Casi al final de la sesión y, con la ayuda de nuestro compañero Aritz, pudimos grabar el trabajo que habíamos practicado a lo largo de la sesión. Este vídeo nos vino muy bien para vernos, analizar nuestros movimientos y ver en qué aspectos podíamos mejorar.

   Para terminar la clase, nuestro profesor nos reunió a todos en círculo y nos mostró un vídeo a través de la pizarra digital sobre un trabajo de expresión corporal en niños de la ESO. En el visionado del mismo, pudimos ver varios trabajos por parejas e incluso tríos, pero el que más nos impactó fue un trabajo que hizo un niño paralítico sentado en silla de ruedas y dos niños más. Algo verdaderamente digno de admirar. Después de esto, Jorge nos invitó a reflexionar sobre lo que habíamos visto..

   La conclusión consensuada y aceptada por todos fue que la expresión corporal puede llegar a todo el mundo independientemente de la condición física que posea cada persona. Además, se ha demostrado que tiene una función terapéutica muy potente en niños con discapacidad y que, por ello, debemos ser conscientes del significado que puede tener en estos niños y en la sociedad en general.

Lunes, 26 de marzo de 2012
Nueva sesión, nueva experiencia, nuevo aprendizaje.  
   En círculo y de pie, cogidos por los hombros, formando un espacio cerrado, íntimo, tranquilo, y conversando con nuestro profesor Jorge todo aquello que nos iba comentando de forma pausada y relajada. Así comenzó la sesión del lunes.
   Después de este inicio tan cómplice y compacto de los allí presentes, la piña que habíamos organizado se dispersó rápidamente cuando Jorge nombró a un compañero diciéndole: “Tú la llevas”. Fue un momento de explosión en el que cada uno/a tuvo que correr y organizarse dentro de la pista para no ser pillado/a. Tras unos minutos, nuestro profesor fue introduciendo variantes al juego, como por ejemplo: pillar por parejas montadas a burro, saltar con la misma pierna cogido/a de tu pareja, etc. Un momento divertido, lleno de risas y que, sin darnos cuenta, nos vino muy bien para descargar la adrenalina acumulada a lo largo del día.
   Entrados ya en calor, Jorge nos invitó a reunirnos con nuestra pareja de trabajo y darnos un abrazo muy caluroso tratando de simular como si se tratara de un encuentro esperado durante mucho tiempo. Con este gesto corporal de acercamiento íntimo, el objetivo era reforzar aún más ese eslabón que empezamos a construir al principio de curso y que nos une entre las parejas, reforzando así la confianza, la compenetración y mucho más. Un aspecto que, sin duda, surgió de manera natural y espontánea.
   Acto seguido, entró en juego la parte más fuerte y novedosa de la sesión:  El contact improvisation dance”, un baile que ya conocíamos gracias a la exposición que hace unas semanas hicieron en clase unos compañeros. Jorge, como muy bien dijo, quiso remarcar que el baile en sí requiere de mucha práctica y preparación, pero que su objetivo era que aprendiéramos a recibir el peso de nuestro compañero/a y a dar el nuestro de manera natural, suave e improvisada.  Para ello, quiso introducirnos un poco en este baile mediante una demostración que realizó él mismo junto con la colaboración de un compañero de clase. La clave estaba en establecer una comunicación vía cuerpo a través de elementos como el sonido, el peso, los movimientos, las posturas del cuerpo, etc. Algo fascinante, innovador y motivante.
   Con nuestra pareja del alma, pasamos a realizar una serie de ejercicios basados en la técnica del contact improvisation dance y, para ello, utilizamos el antifaz en todos ellos. El hecho de emplear este elemento aumentaba de alguna manera nuestra  improvisación, siendo esta más espontánea y menos preparada, ya que al no ver, todos los movimientos surgían al instante y nunca sabías el impacto que ibas a provocar en la otra persona, en este caso, nuestra pareja. Quizás, la joya más preciada de este ejercicio era el no saber qué movimientos ibas a emplear, la reacción del compañero/a, la coordinación que surgiría, la seguridad del peso de cada cuerpo en ciertas acciones, la forma en que ofrecías tu cuerpo y eras correspondido/a, las ganas de involucrarse por conseguir un trabajo estético y bonito, etc. Sensaciones que sólo el/la que lo experimenta lo puede contar y disfrutar. Una pasada.
   Llegados a este punto de la clase en donde reinaba un ambiente muy sutil, participativo y muy alegre, nuestro profesor dividió a los alumnos en dos grupos, es decir, un miembro de cada pareja debía situarse en frente de la otra, de manera que formamos dos líneas paralelas entre sí dejando un pasillo en medio. Este espacio iba a ser la pista destinada a la improvisación voluntaria de las parejas que quisieran participar. Como era de esperar, no faltaron voluntarios para salir y disfrutar del momento, que de eso se trataba.
   Nosotros (David y Eva) también quisimos salir a probar, a experimentar, a ver qué ocurría y mostrar nuestra improvisación a nuestros compañeros/as. Tal y como dijo  Jorge, esos momentos son únicos e irrepetibles, y nosotros no estábamos dispuestos a desaprovechar esta oportunidad que se nos brindaba y que tanto nos gustó.
   Inmersos en el trabajo y en un momento puntual en el que toda la clase llevaba puesto el antifaz, Jorge nos invitó a que nos lo quitáramos y, para sorpresa de todos, cuatro compañeras se habían situado en mitad de la pista, vestidas de la época y dispuestas a mostrarnos el baile del Madison. Qué sorpresón!!!. La verdad es que fue un momento muy divertido en el que nos lo pasamos genial todos. Además, terminado el baile, las bailarinas nos mostraron a través de la pizarra digital un vídeo que recogía las tomas falsas durante el ensayo y la grabación. Fue un momento muy gracioso en el que compartimos unas risas y, cómo no, un fuerte aplauso para todas ellas.
   Finalmente, para terminar la sesión , dedicamos los últimos 15 minutos a bailar el Madison, bien por parejas o como quisiéramos. Lo importante era mover el cuerpo, disfrutar bailando y salir victorioso de una clase que nos dejó boca abiertos en todos los sentidos.
Mil gracias a todos.


Miércoles, 28 de marzo de 2012

Django para opositar
  
   Confeccionar este diario nos ha resultado un tanto extraño ya que no pudimos asistir a esta clase por motivos de enfermedad. Aún así, quisimos interesarnos acerca del trabajo que hicisteis en clase preguntando a varios compañeros, los cuales nos informaron de todo detalle con total amabilidad. 

   Tal y como nos dijo nuestro compañero Saúl, la clase en sí fue un poco distinta en cuanto a la dinámica empleada en las últimas sesiones prácticas. En esta ocasión, Jorge, trajo al aula una música de Django Reinhardt (un guitarrista de jazz de origen gitano sinti) para que los allí presentes montaran una coreografía con su pareja querida o, si lo preferían, construirla en gran grupo. La elección era suya. Posteriormente,  y como suele ser habitual, se dejó un espacio de tiempo para presentar y compartir el trabajo con el resto de compañeros/as.

   El objetivo que Jorge perseguía con esta actividad era hacer una especie de simulacro parecido a lo que sería una oposición, es decir, a partir de una música y un tiempo establecido, había que montar un trabajo de expresión corporal. A nuestro parecer, una idea buenísima por parte del profesor. La lástima fue que no pudiéramos asistir a esta clase, ya que este tipo de retos nos encanta y nos motiva muchísimo para seguir aprendiendo.

   Esperemos que esta experiencia se vuelva a repetir y la podamos aprovechar y disfrutar de primera mano. Como dijo Arthur Schnitzler “Estar preparado es importante, saber esperar lo es aún más, pero aprovechar el momento adecuado es la clave de la vida”.



Lunes, 2 de abril de 2012

Globos reales, globos imaginarios, movimientos improvisados, creatividad, expresión corporal, belleza…………….Aprendizaje asegurado. Qué pasada!  

   Qué forma tan original de calentar el cuerpo a través de un ejercicio con globos. Parecíamos niños/as jugando. Yo te tiro el globo, tú me lo tiras, ahora te hago correr y desplazarte para que le des al globo antes de que caiga al suelo, tú respondes igual, le damos con el pie, conducimos el balón, intentas quitármelo, lo consigues y ahora me toca a mí, saltamos y golpeamos el globo con la cabeza, con la espalda, con cualquier parte del cuerpo y ¿cuál es el resultado final? un movimiento corporal instantáneo, infantil y muy divertido.  Jugamos y al mismo tiempo nos expresamos. Claro que sí.

   La verdad es que sorprende como un juego de niños/as como es jugar con los globos puede influir tanto en los adultos casi de igual manera que en los pequeños. Si es que en el fondo somos niños/as. Esos son los aspectos bonitos de la vida, que aunque nos hacemos mayores, el espíritu infantil nunca llega a desaparecer. Y ese es el éxito de nuestro aprendizaje, somos mayores cuando debemos serlo y pequeños cuando la situación lo requiere. Esa es la cuestión.

   Una vez calentado el cuerpo con un primer juego de globos, Jorge nos propuso una actividad nueva: nos organizamos en dos filas de forma que cada miembro de la pareja quedó situado paralelamente con su compañero/a. La clave estaba en simular el pase de un globo mientras íbamos avanzando en la fila. Primero realizamos este juego sin globo, y, más tarde, con globo.

   Nosotros jugábamos, Jorge nos observaba. La verdad es que todos los compañeros/as se pusieron en el papel de jugador y hay que ver las posturas que adoptábamos y cómo nos expresábamos. Lo bonito era ver como cada participante interpretaba sus propios movimientos y los gestos que realizaba en cada acción (alegría, diversión, compromiso, fuerza, seriedad, apuro, etc.). Y mientras todo esto sucedía, Jorge nos animaba, nos daba fuerzas y, de alguna manera, nos motivaba a involucrarnos aún más en la actividad que nos ocupaba. Como no, nosotros respondíamos con energía a todas sus indicaciones.  

   Descargada la adrenalina acumulada durante el día, nuestro cuerpo se sentía más libre, más relajado y, sobre todo, más flexible y menos tenso. Un aspecto que nos vino de maravilla para confeccionar el trabajo de belleza que nos había propuesto Jorge para finalizar la sesión. El objetivo era confeccionar un trabajo que tuviese un fondo de belleza elegante con una duración breve, aproximadamente cinco segundos.

   Qué reto más guay, trabajar con tu pareja montando un trabajo de expresión corporal relacionado con la belleza. Más no se puede pedir. Así que nosotros dos (David y Eva) nos pusimos a la acción. Habían muchas ideas, todas interesantes, pero poco tiempo para nuestra capacidad de trabajo. Aunque la verdad es que últimamente va todo viento en popa. Se proponía un movimiento y se probaba, mirábamos la estética, la rapidez, la comodidad en la práctica, y cuando logramos juntar todos estos elementos dimos por finalizado nuestro trabajo. Lo ensayamos unas cuantas veces y la verdad es que el resultado final fue un trabajo de expresión corporal muy bello, en el que quisimos simular la belleza a través de la felicidad y compenetración de una pareja feliz.

Otra sesión práctica que no deja indiferencia alguna. GRACIAS de nuevo.


Miércoles, 4 de abril de 2012
Evaluación.
   Una clase peculiar, rara, opiniones de todo tipo, propuestas, pequeñas discusiones, mal entendidos, reconciliación, conclusiones. En definitiva, otra experiencia de aprendizaje.
   Llegamos a clase sonrientes, tranquilos, no sabíamos muy bien como sería la dinámica de trabajo. Al principio éramos pocos en clase, luego fueron llegando más compañeros/as. Sentados de frente, mirándonos la cara y dando nuestra opinión acerca de las diferentes partes que se iban comentando. Así transcurrió la sesión de evaluación que realizamos. Relajada al principio, tensa por la mitad, tranquila al finalizar.
   Este fue el resultado tras dos horas de debates y propuestas:

Asistencia - 20%

Blog            - 20%

Parte teórica (Exposición) - 10%

Parte práctica (Pretextos)  - 50%

Miércoles, 18 de abril de 2012

Divertida, original, improvisada, atrevida, libre, espontanea, en definitiva sin límite alguno…….. ! Así, podríamos definir la sesión de este miércoles.

   Primero formamos un círculo y Jorge comenzó a jugar con su tono de voz y a expresar una pequeña historieta en la que nosotros debíamos poner los efectos oportunos. El texto era…:

-Jorge: ¡Era una noche oscuuuuuuura!!!!!!!

-Alumnos: (ruidos de viento, aullidos de lobo, llantos de gato…)

-Jorge: Los ladrooones se refugiaaaaaaron..!!!!!!!

-Alumnos: (pasos rápidos, viento, algún que otro silbido…)

   En fin, fue breve pero intenso y el objetivo era continuar la narración de una pequeña historia con todo tipo de onomatopeyas que tuvieran sentido con lo que se decía. Nos resultó muy divertido ese juego de voz, y nos parece un recurso de lo más propicio para trabajar con niños de Primaria. Seguro que se lo pasarían genial probando más de un tono de voz y expresando con sus voces y ruidos más de lo que podrían imaginar!

   Después de este original inicio, entramos en calor con el ya tradicional juego de esta asignatura, ‘la Tula’. Entre risas, carreras y despistes que terminaban haciéndote pagar y pillar a los compañeros, conseguimos entrar en calor y prepararnos para la que fue la siguiente actividad.

   Dicen que la cara es el espejo del alma…pues bien, esto es lo que Jorge quiso poner a prueba durante el siguiente ejercicio. Raquel y Jorge pusieron sus cámaras en marcha, esperando inmortalizar caras que expresasen cualquier cosa. Nos dispusimos por parejas y el profesor nos fue asignando una frase a cada una:

NO! ÉSTA NO!

   No nos hemos vuelto locos, ésa fue la frase que nos tocó representar a nosotros dos. Nos pusimos a ensayar nuestros gestos faciales, incluso haciéndonos fotos con el móvil y probando diversas muecas y expresiones. Al final, imaginamos que íbamos a una tienda a comprar una camiseta y que cuando el dependiente nos enseñaba una que no era de nuestro agrado….con nuestra cara lo decíamos todo: No! Ésta no!

   Cuando lo teníamos preparado, nos acercábamos al photocall y allí se nos inmortalizaba la expresión de nuestra cara a la vez que apuntábamos en una hoja lo que queríamos expresar. Estaría bien hacer un pequeño concurso de adivinanzas en clase para ver si averiguamos qué expresan nuestros compañeros en su foto! Sería genial!

   Congelados. Así nos quedamos en repetidas ocasiones en el siguiente juego. Nos dispusimos a desplazarnos por el espacio y, a la señal de ‘Frouzen’, teníamos que quedarnos totalmente congelados, incluso sin pestañear a ser posible. Varias parejas fueron las que dieron la señal y tuvieron la oportunidad de observarnos al resto de la clase, mientras que otros tantos compañeros inmortalizaban el momento con móviles, cámaras y tablets. Realmente nos pareció de lo más expresivo y a la vez improvisado.

   Pero esto no quedó aquí. Para más inri, nos lanzamos a probar este ejercicio en la biblioteca, en el hall de la universidad, en los ascensores que allí se encuentran e incluso en la sala de estudios. Momentos para el recuerdo que nunca olvidaremos.  

   Fue muy divertido y original, y la verdad, risas no faltaron. Sí que es cierto que hubo algunos fallos propios del directo, pero para ser la primera vez que lo hacíamos, estuvo realmente genial. La predisposición del grupo- clase junto con las ganas de innovar fueron alicientes fundamentales a la hora de llevar a cabo esta actividad.

   Y para finalizar la sesión, hicimos una pequeña asamblea en la que hicimos una valoración de la experiencia que acabábamos de experimentar. Las sensaciones fueron muy buenas y por ello decidimos quedar el próximo lunes a las 6 de la tarde en la estación del norte para compartir con los viandantes que allí se encuentren el trabajo que llevamos preparando a lo largo de la asignatura.

   Desde luego se trata de todo  un reto y toda una experiencia que, sin duda, estamos dispuestos a aprovechar y a exprimir al máximo. Improvisación, libertad y creatividad serán elementos que tendremos que poner a disposición del causal espectador!!!!


Lunes, 30 de abril de 2012

   Jorge aprovecho el comienzo de la clase recordando a todo el grupo que todavía quedaban textos libres para las exposiciones que, en breve, íbamos a realizar en el aula y que como ya sabíamos constituían el 10% de la nota de la asignatura. Por lo tanto, las parejas que aún no se habían asignado ningún texto tenían la oportunidad de poder escoger uno. Si no lo hacían, tal y como dijo nuestro profesor, no pasaba nada. Simplemente, ese tanto por cien de la nota no se contaría en la nota final.

    Aclarado todo este asunto de los textos, Jorge lanzó al aire si alguna pareja estaba dispuesta a realizar el calentamiento de la sesión que nos ocupaba, y sin más preámbulos, Cristina y Estefanía se lanzaron a deleitarnos con un calentamiento de lo más entretenido y dinámico. Atracción- imán era el nombre del juego elegido por nuestras compañeras. Consistía en que ellas dictaban una atracción, es decir, un lugar del gimnasio, y al mismo tiempo un imán, es decir, una parte de nuestro cuerpo. Así, teníamos que acudir a la atracción con el imán que dictaban las profes en ese momento. Una elección más que buena para entrar en calor y a la vez trabajar el conocimiento del propio cuerpo. ¡Buena improvisación por su parte!

   El resto de la clase lo dedicamos a trabajar con nuestra pareja el trabajo final de los pretextos. No obstante, los compañeros que no pudieron contar con sus parejas debido a su ausencia, se dedicaron a preparar una coreografía improvisada, pero guiada eso sí, por nuestro profesor Jorge.

   Tras comunicarnos Jorge a todo el grupo que dedicaríamos toda la sesión a continuar preparando nuestro trabajo de pretextos, nosotros, David y Eva, rápidamente nos pusimos manos a la obra. Pues queríamos aprovechar el tiempo y adelantar el máximo posible, ya que luego vienen las prisas y, normalmente, no suelen ser demasiado buenas.

   En un principio, creíamos que la prueba final de los pretextos se realizaría en un espacio amplio del gimnasio, pero en un momento dado de la sesión y tras preguntarle a Jorge,  éste quiso transmitirnos que el espacio que habilitaríamos el día del examen práctico sería el mismo que cuando hemos hecho alguna vez algún ejercicio de tránsito; un aspecto que nos tiró por la borda algunas de las ideas que habíamos planteado para el comienzo de nuestra coreografía.

   Teníamos muchas ideas y propuestas, pero nos faltaba lo más difícil, cuadrarlas y que el trabajo en sí, tal y como dijo nuestro profesor, tuviera un sentido significativo: pues no se trata de realizar los pretextos que hay establecidos sin un sentido coherente y, sobre todo, sin un sentimiento, sin una idea. Lo bonito es que todo tenga concordancia y el trabajo resulte ser agradable para la vista de cualquier espectador.

   Había algo que nos impedía avanzar, tal vez, ese día no estábamos lo suficientemente inspirados o, tal vez, la gran cantidad de propuestas que teníamos en mente nos complicaba tirar hacia adelante. O nuestro estado emocional no era el más propicio o algo había que nos estaba bloqueando: la cuestión es que cada vez nuestro estrés iba aumentando y no sacábamos nada en claro. En cualquier caso, y pensándolo ahora en frío, no era un buen día de inspiración para nosotros dos.

   Pensábamos, hablábamos e incluso había discusiones de pareja “hacemos esto así…. no porque esto….”, “pues eso yo no lo veo bien porque tal…”, la cuestión es que siempre había un “pero” y un “por qué” y la cosa no iba ni hacia delante ni hacia atrás. El bloqueo era evidente y a la vista estaba. Al final, la impotencia nos provocaba la risa tonta que todos conocemos.

  Y en el momento más crítico por el que atravesábamos, apareció nuestro profesor a nuestro lado. Entablamos una pequeña conversación con él y ¡zaaas! surgió la idea de empezar nuestro trabajo con el ejercicio que construimos de belleza en una sesión anterior. Rápidamente, el bloqueo desapareció, las emociones subieron de nivel y acto seguido ya estábamos reconduciendo nuestro trabajo. En ese instante, nos dimos cuenta cómo pueden cambiar las cosas en cuestión de segundos. Como dice Jorge, eso es la vida misma.

   Ya en la parte final de la sesión, los compañeros que habían estado toda la sesión preparando el ejercicio que Jorge les había propuesto al comienzo, quisieron compartir con el resto de la clase el trabajo realizado. La verdad es que resultó ser un trabajo muy bonito, lleno de sentimientos, emociones y, sobretodo, con un mensaje claro: la expresión corporal puede llegar hasta los corazones más profundos del universo. Al menos, con esa idea nos quedamos nosotros.

   No nos dio tiempo de hacer mucho, pero al finalizar la clase salimos a la calle con otro aire, veíamos el trabajo de diferente manera  y, pensando ya en lo que haríamos en la siguiente sesión. Ahora, sólo falta confiar en nosotros mismos para que esta ilusión nos permita ir progresando en nuestro trabajo de una forma original y atrevida.



  

  







  












2 comentarios:

  1. Muy buenas entradas, no había leído ninguna hasta ahora. Gracias por vuestro comentario, nos alegra que os lo pasarais bien, ese era nuestra intención. Y lo de hoy queda olvidado. Que paséis buenas fiestas. Un abrazo

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  2. Muchas gracias por tu comentario Ana. Como habrás leído en el diario, vuestra actuación fue todo un regalo lleno de alegría y diversión.
    Os invito a que continuéis sorprendiéndonos en esa línea tan original.
    No malinterpretéis lo dicho en clase, ha sido un comentario como cualquier otro. No os lo toméis como algo personal, de verdad.
    Que paséis buenas fiestas.
    Un abrazo.

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